humphrey bogart

actores en filme negro fuman atareados. tras bambalinas se habla de fútbol, de negocios, de disputas y de amor mientras que, en escena, rodeado por la policía, rodeado por los indiscretos, rodeado por máscaras de cuero, un cuerpo se descompone lento.

-mujer joven, de veintisiete años. dice el oficial de policía número dos.

-muy hermosa. responde el oficial de policía número tres.

al centro del marco un caradura.

traje arrugado, corbata floja, un cigarrillo en la mano. no todos tenemos algo de humphrey bogart en nuestra persona y, el duro detective que ante el público incauto masculla diálogos y mastica escenografía, de detective tiene más bien poco.

no todos somos asesinos.

por consecuencia, no todos podemos ser detectives.

hacen falta clavo y martillo,

aguja e hilo

espejos cubiertos en cal…

pero yo conozco el azogue, he probado el sabor del hierro, he sabido morir y matar.

soy un asesino.

nací desollado y con cuchillo en mano. he sido acero y nervio, he sido taño curtido, he sabido mis sueños hinchados en la mar…

y la escena del crimen me canta. sirena de asfalto, de reluciente lluvia que pinta carmesí mi ciudad, me canta y me llama y me encadena, y yo la sigo y vuelvo y observo y el estómago se me hincha de balas de cañón.

entonces es que sucede.

el sueño se impone, me dobla y me viola. cierro los ojos, tras mis parpados veo rojiazules luces bailar. estoy cansado, cansado de morir, cansado de matar. así que me hinco y murmuro, me hinco y murmuro, me hinco y murmuro...