A ti te ruego

Que mis pies sangren,

de piedra se vuelvan y no dejen de andar.

Que mis puños lloren,

de culpa se ahoguen y no dejen de pelear.

Me haré de piedra, me haré de sal,

mi cuerpo, un espejo a la maldad.

Que mi piel se abra, sangre, llore,

que de estigmas se cubra y de morado se decida pintar.

Que así sea mi realidad.

Pero, te ruego,

con mis rodillas sangrantes sobre tus granos de arroz.

Pero, te ruego,

con mis dedos rotos bajo tu martillo atroz.

A ti te ruego, a ti te ruego,

a mi corazón

permítele llorar.

Ni piedra, ni sal, ni cal.

Frágil, aciago, hambriento,

así, lo quiero conservar.