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CRT-I: The Evil Dead

  • Foto del escritor: Pierrot
    Pierrot
  • 27 jun 2024
  • 6 Min. de lectura

¡Bienvenido! ¡Bienvenida!


Me da gusto verlos aquí, sentados junto a la fría luz de la televisión, con una buena bebida en la mano y una gruesa sábana protegiéndolos de los horrores de la noche.


Este, amigos míos, es un espacio dedicado a la celebración de ese viejo cine que ustedes y yo amamos. Un espacio dedicado al recuerdo de esas cintas del siglo pasado que son voluntad pura impresa en celuloide.


Películas pequeñas y no tan pequeñas, filmadas tanto por profesionales como por aficionados.


Hablamos de películas que costaron el PIB de una nación entera, que sólo se pudieron realizar gracias a la intervención de incontables artistas y técnicos, los más realizados en sus respectivos campos, pero también hablamos de aquellos filmes que se materializaron gracias al esfuerzo de un grupo de amigos, películas que tenían tres pavos de presupuesto y por las que nadie hubiera apostado un centavo.


Mundos que parecen extremos opuestos, una izquierda y una derecha absolutamente irreconciliables, y que sin embargo tienen algo en común; son películas, todas, que tienen una voz clara, fuerte, una intención “autorial” ineludible, filmes en los que cada fotograma trabaja al unísono para realizar una visión, una voluntad.


Además de esto, y tal vez aún más importante, estas son cintas perfectas para ser visionadas en una vieja tele de tubos, al interior de una habitación oscura, cintas para aquellas noches que quisiéramos eternas…


Sin más preámbulos démosle un vistazo al filme perfecto para inaugurar este proyecto:


¡The Evil Dead!


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/// SPOILERS GALORE ///


El debut como director de Sam Raimi, estrenado en 1981, presenta una clásica historia de terror americano; 5 jóvenes vacacionan en una cabaña alejada de la civilización, tétrico escenario en el que se enfrentarán cara a cara con lo paranormal.


Esta pequeña película independiente, con un presupuesto limitado de menos de 400 mil dólares, se convirtió rápidamente en un clásico de culto, quizás en “EL” clásico de culto, y no es difícil ver el por qué.


Ciertamente estamos hablando de una película cuyas limitaciones técnicas son aparentes a primera vista: el diálogo es forzado, las actuaciones acartonadas, el diseño de sonido puede llegar a ser infame. Sin embargo, y a pesar de sus limitantes, la voz creativa de Raimi se escucha alta y clara a lo largo de la cinta entera.


Su carisma y la forma particular en la que ve y enmarca a sus personajes y escenarios son sus firmas inimitables.


Desde los primeros segundos de metraje se puede respirar un aire distinto al que encontrarías en otros ejemplos del terror de la década, se pueden ver decisiones únicas que dotan de personalidad al proyecto, como el ya legendario uso de la cámara para emular la visión de la fuerza maligna que habita el bosque y acecha a nuestros héroes.


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En el grupo de jóvenes desafortunados a los que les espera la peor (y última) noche de sus vidas se encuentra Bruce Campbell interpretando al sensible Ashley Williams, Ellen Sandweiss interpretando a su hermana Cheryl, Betsy Baker y Theresa Tilly actúan como Linda y Shelly respectivamente, finalmente tenemos a Richard DeManincor representando al imprudente y muchas veces inapropiado Scott.


Los muchachos que forman nuestro reparto son, y esto es aparente desde el primer minuto de metraje, chicos poco experimentados en el arte de la actuación; sus interpretaciones son tiesas e incluso llegan a parecer incómodas, hecho exacerbado por el guión de Raimi, que les ofrece líneas de diálogo que sólo puedo describir como infectas.


Estos personajes son, además de todo, poco más que recortes de papel, sabemos poco de ellos más allá de la relación que sostienen unos con otros, apenas vislumbrándose pequeños rasgos de su personalidad al desarrollarse la cinta.


La falta de dimensionalidad de los personajes es probablemente el mayor defecto de Evil Dead, si el encanto “indie” de la película no te logra seducir esto te dejará sin mucho más en lo que puedas sumergirte.


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Más allá de nuestros personajes, la trama sigue pautas típicas que construyen una historia sencilla pero funcional y que no le quita espacio para respirar a las verdaderas estrellas de este proyecto: el lenguaje visual y el horror.


En el sótano de la cabaña destartalada donde nuestros héroes desean pasar los siguientes días se encuentra una vieja grabadora Panasonic, una escopeta, y un escalofriante libro forrado en piel humana y escrito con sangre.


La curiosidad de Ashley y Scott será la causa de su caída.


Al reproducir la cinta que encontraron en el sótano escuchan la voz del profesor que anteriormente ocupó la cabaña, un investigador que estudiaba a los antiguos sumerios, sus ritos funerarios, y más específicamente al mismísimo libro de los muertos.


El profesor lee un fragmento del libro para la grabación, texto que resulta ser un encantamiento capaz de despertar a los llamados “Demonios Kandarianos”.


A partir de este punto se desata el infierno en la tierra.


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Cheryl será la primera víctima, perseguida por la fuerza diabólica tras haberse adentrado en el bosque completamente sola. El mal ha poseído a los árboles, cuyas ramas usará para atrapar a Cheryl, llevándonos a la escena más controvertida de la película.


La “violación” del bosque es ciertamente una escena impactante y de mal gusto, con el paso de los años se le ha llegado a considerar el mayor demérito de “Evil Dead”, con el mismo Sam Raimi desaprobando el haberla filmado en primer lugar.


Es difícil mostrar desacuerdo con las críticas que se blanden en contra de la escena en cuestión, el hacerlo es plantarse en una posición argumentativa de lo más incómoda, a pesar de esto debo señalar que la secuencia no está fuera de lugar dentro del contexto de la película, por mucho que se le pueda considerar innecesaria o gratuita.


El encanto de Evil Dead yace en buena medida en su mal gusto, en su tendencia a lo grotesco y lo ridículo. De cierta forma el negar esta escena es negar el ethos de todo Evil Dead, una postura que para mí es insostenible.


El primogénito de Raimi es un clásico y una joya del cine no a pesar de sus errores y excesos, si no a causa de ellos.


De cierta forma todos los elementos que he criticado a lo largo de este texto son parte fundamental del carácter y personalidad de la película, sin los cuales Evil Dead no sería Evil Dead, esto incluye esos elementos incómodos y controvertidos que una visión más conservadora buscaría cortar.


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Después de los eventos sucedidos en el bosque y de un breve e infructuoso intento de escape llegamos a la sección que forma el grueso de la cinta, el conflicto entre nuestros jóvenes protagonistas y sus compañeros poseídos por los demonios Kandarianos.


Uno de los puntos más fuertes de los que puede presumir “Evil Dead” es la visión que Sam Raimi nos presenta del mal, visión que se presiente en las acciones de la fuerza amorfa que poseyó al bosque y que ha acosado, hostigado y espiado a nuestros protagonistas todo este tiempo, pero que no florece en todo su esplendor hasta que vemos al primer humano poseído.


Los demonios de Raimi no son sólo una fuerza de la naturaleza, su violencia no es azarosa, estos demonios hacen el mal porque disfrutan hacer el mal. Ser cazado por ellos es más parecido a ser cazado por un psicópata que por un lobo.


En retrospectiva es claro que estos demonios podían acabar con todos nuestros protagonistas en el mismo momento en que estos terminaron de escuchar la cinta que los invocó, sin embargo, la persecución se extiende durante toda la película, el mal aprovecha la oportunidad para burlarse, mentir, manipular y hasta doblar el tejido mismo de la realidad como método de tortura psicológica…


¡Los demonios Kandarianos están jugando con su comida!


El resto del filme narra este conflicto imposible entre unos chicos indefensos que buscan su supervivencia y un enemigo incomprensible e imparable que busca hacerlos sufrir tanto como sea posible antes de darle fin a sus vidas.


Los efectos especiales pueden ser primitivos y las costuras siempre son aparentes, pero las secuencias presentadas y las imágenes capturadas por el ojo de Raimi logran ser todo lo que pretenden:


Impactantes, memorables, grotescas, divertidas y hasta desquiciantes.


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En el medio del caos resaltan dos secuencias:


La primera, la casa misma volviéndose contra Ashley, con los objetos inanimados de la cabaña realizando la voluntad del mal y llevando a nuestro protagonista (el único que queda con vida en este punto) a la locura.


La segunda, una secuencia realizada en stop-motion en la que los cuerpos poseídos de las jóvenes víctimas se consumen con violencia tras la destrucción del libro de los muertos. Las imágenes producidas aquí logran comunicar un profundo horror al espectador, además de quedarse grabadas en la retina para seguir atormentándolo a futuro.


Estas escenas son Evil Dead en su forma más pura: una cinta imaginativa, divertida, impactante y única.


No por nada esta película dio inicio a la carrera de uno de los directores más interesantes de la historia del terror y la comedia, del cine de culto y del cine mainstream.


El impacto de Evil Dead marcó al cine de terror, así como a la escena indie, su éxito produjo además una franquicia que sigue siendo explotada al día de hoy con películas, cómics, merchandising y videojuegos.


Poco de lo que vino después se acercó al encanto de la cinta original, siendo su secuela una de las pocas excepciones, “Dead by Dawn” no sólo emuló la magia de la cinta original, la superó con creces, expandiendo todas sus virtudes y cortando mucho de lo que no funcionó en la primera entrega.


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Evil Dead 2 es una cinta que seguramente visitaremos pronto, pero por el momento nos tenemos que despedir, ha sido un gusto compartir este espacio con ustedes.


¡Felices vagancias y Godspeed!

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